El residuo médico es el que se genera como resultado de la diagnosis, tratamiento e inmunización de seres humanos o animales.
Aunque los residuos infecciosos son solo una pequeña parte del total de residuos generados por las instalaciones médicas, suponen una parte considerable de los costos por eliminación de residuos en los que incurre una instalación sanitaria.
Además de los costos derivados de su tratamiento, el método empleado puede tener un gran impacto tanto en el medio ambiente como en la salud y los riesgos de las personas involucradas en el proceso.
En países desarrollados, de cada 100 kg de residuos generados en centros sanitarios, de 75 a 85 kg son residuos inocuos, y los restantes 15 a 25 kg son los llamados Residuos Sanitarios Peligrosos (RSP). Aún hoy en día, la principal práctica en el mundo para tratar esos 25 kg de RSP es la incineración.
De éstos, sólo una cuarta parte es quemada en incineradores adecuados. Dejando a un lado la energía consumida en el proceso, estudios de EEUU y la UE, determinan que una incorrecta incineración de este tipo de residuo, es la principal causa de emisiones de dioxinas y furanos a la atmósfera.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los RSP sean procesados preferiblemente in situ (Manual de la OMS sobre la gestión segura de los residuos procedentes de las actividades comúnmente conocido como “El libro azul” (2014). Ver: página 41 (El principio de “proximidad”), 45-46 (guía OMS) y 55 (Opción 1 del Paso 5)”) que sería el lugar más cercano y tiempo a dónde son generados y con métodos alternativos a la incineración.
De acuerdo con el “Principio de Proximidad” y el objetivo principal de la Basel Convention on the Control of Trans-Boundary Movements of Hazardous Wastes and Their Disposal 8. UNEP, 1992: “Los principales objetivos de la Basel Convention son minimizar la generación de residuos peligrosos, tratar esos residuos en el lugar más cercano posible a dónde se han generado y reducir movimientos transfronterizos de los residuos peligrosos”. Firmada en la mayoría de miembros de la UE, el tratado global de la Convención de Estocolmo, la Convención Internacional de Eliminación de COPs, válido hasta 2004, hacía énfasis en la directiva de promover tecnologías alternativas a la incineración para el tratamiento de RSP.
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies
ACEPTAR